Sobre el sentido de las fiestas religiosas
Apartándonos de las cosas del mundo y dirigiendo nuestra atención a lo celestial, encendemos en nuestra alma distintos sentimientos puramente espirituales.
Las fiestas de la Iglesia tienen el propósito de recordarnos las bondades de Dios, para que podamos agradecerle por ellas. Las festividades religiosas revigorizan la fe y la hacen más profunda. Son celebraciones que cultivan, igualmente, el espíritu de la devoción y la vida en la fe. Porque, apartándonos de las cosas del mundo y dirigiendo nuestra atención a lo celestial, encendemos en nuestra alma distintos sentimientos puramente espirituales. Sin esas festividades, nuestra vida es un monótono devenir terrenal que se repite hoy, mañana y el día después de mañana… infinitamente.
¿Qué otra cosa podemos esperar de estas disposiciones, sino la naturalización de determinados pensamientos y sentimientos?
(Traducido de: 1000 de întrebări și răspunsuri despre viața duhovnicească - Alcătuite pe baza operelor Sfinților Părinți și ale nevoitorilor bunei credințe, Editura Cartea Ortodoxă, p. 284)