Palabras de espiritualidad

Sobre la vacuidad del mundo y la felicidad del Paraíso

  • Foto: Bogdan Zamfirescu

    Foto: Bogdan Zamfirescu

Decía la beata Sinclética: “Aquí, en la tierra, estamos como en un segundo vientre materno”.

Decía la beata Sinclética: «Aquí, en la tierra, estamos como en un segundo vientre materno. Porque, tal como en el vientre de nuestra madre no teníamos la vida y los alimentos con los que nos regocijamos aquí, no podíamos hacer lo que ahora hacemos; y, porque también estábamos lejos de la luz del sol y de cualquier otro resplandor, carecíamos de un sinfín de cosas gozosas. Del mismo modo, entonces, hallándonos en este mundo, carecemos de las inmensas y maravillosas cosas que hay en el Reino de los Cielos. Luego, habiendo recibido en abundancia todas las cosas de aquí, anhelemos fervientemente las del Reino. Si nos hemos alimentado suficientemente con lo que hay en este mundo, añoremos ahora gustar lo que hay en el Cielo; si la luz que hay en el mundo nos ha consolado, busquemos ahora el Sol de justicia. Anhelemos el Jerusalén de lo Alto, nuestra patria, nuestra madre. Vivamos esperando la vida eterna y las bondades que hay en ella.

Porque, tal como el hijo sale del vientre y pasa a nutrirse con cosas más importantes, así también los justos, creciendo en virtud en su paso terrenal, luego se mudan a la vida eterna, como está escrito: “Marchando de altura en altura” (Salmos 83, 8), y los pecadores, como los niños que nacen muertos, pasan de la oscuridad a otra oscuridad, y habiebdo vivido entre las tinieblas del pecado, al morir descienden a lugares aún más oscuros del infierno».

(Traducido de: Everghetinosul, vol. 1-2, traducere de Ștefan Voronca, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 42)