Sobre los deberes del sacerdote confesor
Es deber del sacerdote dar testimonio de la verdad. Después, ¡será lo que Dios quiera!
Debes lograr convencer al individuo de la necesidad de la obediencia y la importancia de la humildad. Es conveniente que reconozca que está enfermo y acepte lo que se la ha prescrito. La vida espiritual es posible sólo cuando el hombre reconoce su verdadero estado y se humilla, cuando acepta vivir bajo la cruz que el Señor le ha dejado. Sólo entonces se puede hablar de “tener fe”.
Pero, si no busca vivir de la forma que le ha mandado el Señor, y no toma su cruz para seguir a Cristo, si no cree que el camino que el Señor le señala es redentor, entonces es que no tiene ninguna fe. Y si el individuo es un incrédulo, ¿cómo ayudarle?
Por eso, el sacerdote debe tener mucha paciencia y humildad, sacrificándose, soportando. Debe pensar: “Si el Señor me ha dado esta tarea, seré paciente en ella. Él sabrá cómo obrar”. En todo caso, el sacerdote debe ver la verdad y no permitirse engañar al individuo con un placebo espiritual. Debe hablar con la verdad, aunque la persona no quiera escucharla ni aceptarla. Es deber del sacerdote dar testimonio de la verdad. Después, ¡será lo que Dios quiera!
(Traducido de: Protoiereu Vladimir Vorobiev, Duhovnicul și ucenicul, Editura Sophia, București, 2009, pp. 101-102)