Palabras de espiritualidad

También el amor paterno necesita del discernimiento

  • Foto: Bogdan Zamfirescu

    Foto: Bogdan Zamfirescu

Una vez vino a buscarme un muchacho, porque estaba muy molesto con sus padres. Según lo que me contó, ellos lo presionaban constantemente, en todo, y así, forzándolo, le hacían sentir que no lo amaban. En verdad, su mamá era muy amorosa, pero con eso no lo ayudaba para nada, porque su forma de actuar hacia él no hacía sino conseguir más oposición de parte suya.

El amor debe sujetarse con el discernimiento. El amor verdadero no tiene interés, no tiene en él un “yo” personal, sino que es un amor equilibrado. Y ese equilibrio es absolutamente necesario para que el inmenso amor de la mujer no se desperdicie.

Una vez vino a buscarme un muchacho, porque estaba muy molesto con sus padres. Eran, ciertamente, muy amorosos, pero no sabían cómo ayudar a su hijo. Según lo que me contó, ellos lo presionaban constantemente, en todo, y así, forzándolo, le hacían sentir que no lo amaban. “Escucha”, le dije, “cuando eras pequeño y tu mamá te abrigaba bien antes de salir... ¿por qué crees que lo hacía? ¿Para que no te resfriaras, o para sofocarte? Créeme, en esa pequeña labor de tu mamá se escondía un amor muy grande.” Cuando, finalmente, comprendió cuánto le amaban sus papás, el muchacho empezó a llorar. En verdad, su mamá era muy amorosa, pero con eso no lo ayudaba para nada, porque su forma de actuar hacia él no hacía sino conseguir más oposición de parte suya.

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Viața de familie, traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ştefan Nuţescu, Editura Evanghelismos, București, 2003, p. 120)