Todo lo que proviene del amor
La práctica de la mansedumbre y evitar juzgar a los demás son virtudes que te asemejan a Cristo, Quien es “manso y humilde de corazón”, haciéndote imagen de Su amor.
La práctica de la mansedumbre y evitar juzgar a los demás son virtudes que te asemejan a Cristo, Quien es “manso y humilde de corazón”, haciéndote imagen de Su amor. El amor es manantial de virtudes, una incansable energía que no se acaba. De este estado brotan tanto el fervor por el sacrificio como el temor a los tormentos eternos.
El padre Selafiel casi no hablaba del infierno, como aquel que “no le teme más a Dios, sino que lo ama, porque el amor excluye cualquier temor”. En cambio, hablaba sin cesar de la sed del perdón de Dios y la felicidad eterna, despertando en sus interlocutores un fuerte amor a Él y el deseo de enmendar su vida.
(Traducido de: Ierodiaconul Savatie Baștovoi, Parintele Selafiil – Dragostea care niciodată nu cade, Editura Marineasa, Timișoara, 2001, p. 13