Palabras de espiritualidad

Todo lo que puede abarcar el ser humano en su interior

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

¡Qué rico en virtudes es el ser humano! En verdad, a semejanza de Dios… Pero, también, ¡qué vil y malvado puede llegar a ser algunas veces!

La lucha de los cristianos contra la vetusta serpiente, el demonio, fue permitida por el Justo, Santo, Sapientísimo y Omnisciente Dios, para despertar los impulsos, los anhelos y los sentimientos que subyacen en lo profundo del ser humano, del reconocimiento y el amor hacia Él, de la paciencia y la abnegación, y, por otra parte, para evidenciar las pasiones que hay en el corazón del hombre. Acordémonos del júbilo, el entusiasmo, la perfecta confianza en la voluntad de Dios y la gratitud hacia Él, de los cristianos que se entregaron a toda clase de tormentos; ¡recordemos la actitud de tantos santos y de las coronas que con justicia recibieron por parte de Dios!

¡Qué rico en virtudes es el ser humano! En verdad, a semejanza de Dios… Pero, también, ¡qué vil y malvado puede llegar a ser algunas veces! Todos esos sentimientos, esperanzas, impulsos y fuerzas podrían quedar ocultos en lo profundo del ser humano, si no fueran permitidas las tentaciones, las persecuciones, las aflicciones y las necesidades. Agradezcámosle a Dios, Quien de esta forma ha cuidado y sigue cuidando a la humanidad, a la cual Él conoce mejor que nosotros mismos, porque Él es nuestro Creador.

(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronstadt, Despre tulburările lumii de astăzi, Editura Sophia, București, 2011, pp. 75-76)