Todos sabemos que esta vida es breve
Acordémonos de esto cada día, practiquemos las virtudes, respetemos nuestro canon de oraciones. Tal como lo hicieron nuestros antepasados.
No preguntemos: “¿Hasta cuándo?”. Solamente los ociosos hablan así. No nos engañemos: no viviremos mil años. No. En la antigüedad, las personas vivían varios cientos de años. Los menos longevos vivían por lo menos un siglo. Tales fueron los casos de Enoc, Noé, Abel, Abraham, Job y otros hombres agradables a Dios.
En nuestros tiempos, pocos viven más de setenta u ochenta años. ¡Tanto se ha reducido nuestra esperanza de vida! Y después viene el final, como dice David: “Los años de nuestra vida son unos setenta, u ochenta, si hay vigor”. Hoy vemos cómo muchos mueren antes de tiempo, incluso niños pequeños, antes de empezar su andadura en esta vida.
Lo mismo nosotros, hijos, hoy o mañana moriremos. Acordémonos de esto cada día, practiquemos las virtudes, respetemos nuestro canon de oraciones. Tal como lo hicieron nuestros antepasados.
(Traducido de: Sfântul Teodor Studitul, Cuvântări duhovnicești, Editura Episcopia Alba Iulia, Alba Iulia, 1994, p. 68)