Palabras de espiritualidad

Tú sólo sigue el camino empezado, el que lleva al Reino

    • Foto: Benedict Both

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Translation and adaptation:

Que nada te asombre. Si haces el mal, Dios te castigará. Si haces el bien, puede que los demás sean quienes te castiguen. Si haces el mal, puede que los demás te elogien, pero Dios te castigará. Si haces el bien, puede que los demás te castiguen, pero Dios te recompensará.

«Me cuentas que creciste entre toda clase de vilezas. Específicamente, el hurto era una de tus costumbres, aunque procurabas que nadie te descubriera cometiéndolo. Por eso, todos creían que eras un muchacho honrado. Sin embargo, una vez alguien te descubrió robando y tuviste que huir. Y en la huida te heriste gravemente un pie. Nadie supo qué te había pasado. Así, llamaron a un médico, y éste dijo que ya no había nada que hacer por aquel pie. Llamaron entonces a un sacerdote para que orara por ti. La oración, según dices, no te ayudó a salvar el pie, pero sí que estremeció tu alma. Te acordaste de Dios y sentiste asco por tu miserable forma de vida. Te arrepentiste con toda el alma y prometiste empezar una nueva vida, de acuerdo a la Ley de Dios. Entonces, ¿cómo es que dices que la oración no te ayudó en nada? ¡Espabilaste, tu alma resucitó! Y esto es lo principal. Con un pie pagaste la redención de tu alma. ¡Vaya precio barato! ¡Por eso, quédate en paz!

Pero esto no es todo. Después de recuperarte, empezaste a orar mucho, con fervor. Entonces, quienes te rodean empezaron a señalarte de extraño, de hechicero. Y te acusaron ante las autoridades, quienes te castigaron. Todo esto te perturbó mucho. Por eso es que me escribes, preguntándome qué significa todo esto. Es sencillo: significa que estás en el camino que lleva al Reino de Dios. Él sale al encuentro de quienes le siguen. Por eso, que nada te asombre. Si haces el mal, Dios te castigará. Si haces el bien, puede que los demás sean quienes te castiguen. Si haces el mal, puede que los demás te elogien, pero Dios te castigará. Si haces el bien, puede que los demás te castiguen, pero Dios te recompensará. Cristo hizo solamente el bien, pero los hombres lo crucificaron. No pongas atención a lo que hagan o digan los demás. Tan sólo dirígete a Dios. Ofrendaste un pie por tu alma. Si fuera necesario, ofrece todo tu cuerpo por salvar tu alma. Pero, como te dije, pagaste un precio muy bajo por tu alma. Diste un poco de podredumbre por una perla muy valiosa.

No temas. Persevera en el camino empezado. ¡Que Dios te siga ayudando!».

(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Răspunsuri la întrebări ale lumii de astăzi vol. 1, Editura Sophia, Bucureşti, 2008, p. 35-36)