La más excelsa razón se realiza con la salvación de los hombres, que es el amor entre ellos y Dios, y por eso no puede realizarse sino por medio del amor de Dios, que supera cualquier otra forma de amor. La razón no es la fría y simple verificación de los vínculos entre los componentes de un mundo del que nuestro egoísmo ha tomado prestados toda desunión y sufrimiento. Por el contrario, es la fuerza espiritual que alza esos vínculos a una altura que a todos satisface.

La razón “científica” asume como realidad fatal un mundo descendido desde nuestro pecado a la materialización de incontables defectos, como único mundo posible, como un mundo fatal. Pero nosotros podemos alzar el mundo de ese estado, por medio de nuestro propio espíritu. De este modo, la razón y el misterio no son cosas irreconciliables. Un amor por medio del cual alguien se sacrifica por los demás es el más racional, pero también el más difícil de entender para la mentalidad egoísta con la cual nos hemos acostumbrado.

(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 347 la Sfântul Maxim Mărturisitorul, Scrieri, partea a doua, Editura Institutului Biblic și de Misiune al Bisericii Ortodoxe Române, București, 1990, p. 173)