Un buen cónyuge viene también gracias a tu oración
Debes tan sólo orar, y Dios hará que todo suceda. Puedes pedírselo al Señor, a la Virgen María —cuyo manto cubre todo hogar puro— al santo cuyo nombre llevas o a los santos que son ejemplo de un matrimonio cristiano auténtico.
Orar para que Dios te dé un esposo o una esposa es algo bueno. Ciertamente, la experiencia de la Iglesia nos enseña que orando podemos obtener un buen cónyuge, y no buscándolo en algún sitio de diversión, poniendo anuncios en los diarios o en un encuentro casual al salir de la iglesia. Debes tan sólo orar, y Dios hará que todo suceda. Puedes pedírselo al Señor, a la Virgen María —cuyo manto cubre todo hogar puro— al santo cuyo nombre llevas o a los santos que son ejemplo de un matrimonio cristiano auténtico. Recordemos a San Pedro y Santa Fevronia de Murom (Rusia) o a los santos Nicolás y Alejandra Feodorovna. Pero hay también otros santos, ejemplos de familia cristiana. Puedes pedirle a los santos a quienes tengas mayor devoción.
Lo importante es orar con perseverancia, no decir tan sólo una vez: “¡Santos Pedro y Fevronia, enviadme un esposo (o esposa)!”, olvidándolo después. No. Hay que orar perseverantemente, considerando nuestra petición como algo prioritario y así pidiéndoselo a Dios y a los santos. En segundo lugar, debemos orar con fe, para que nuestra petición sea atendida por Dios y no parezca un “por si acaso”, sabiendo que también debemos poner de nuestra parte para llegar a buen puerto.
(Traducido de: Preot Maxim Kozlov, Familia-ultimul bastion, Editura Sofia, București, 2009, pp. 22-23)