Un ejemplo más de los engaños del maligno
Es importante mencionar que el demonio no hace inclinaciones ni postraciones, porque no es capaz de honrar a Dios.
Un piadoso asceta vivía en la skete Kafsokalivia. Un día, oyó que alguien llamaba a la puerta de su celda. Al abrir, vió que era un hombre vestido como monje, quien llevaba una pesada mochila en su espalda. La mochila estaba llena de trozos de pan seco, como el que comen todos los ascetas.
—¿Quién eres? —preguntó el piadoso padre.
—Soy un padre espiritual del monasterio Santa Ana.
—Si en verdad eres monje y, ante todo, un padre espiritual, haz una inclinación.
Al escuchar estas palabras, el extraño se desvaneció en el aire (porque era un demonio), dejando una horrible pestilencia que duró tres días.
Es importante mencionar que el demonio no hace inclinaciones ni postraciones, porque no es capaz de honrar a Dios.
(Traducido de: Arhimandritul Ioannikios, Patericul atonit, traducere de Anca Dobrin și Maria Ciobanu, Editura Bunavestire, Bacău, 2000, p. 170)