Comer y beber mucho es un hábito propio de los paganos. Por su parte, los cristianos verdaderos tienen que comer y beber con equilibrio, agradeciéndole a Dios, sin hacer de su propio vientre una deidad, al cual sirven cuando lo llenan con desmesura, justamente como los paganos. Esto nos lo enseña el Apóstol: “No cuidéis de vuestro cuerpo consitiéndole cualquier apetito”. Aunque esos malos hábitos se hayan convertido en norma y gobiernen el mundo según les apetece, nosotros, hermanos míos, sabiendo que Dios nos hizo dignos de salir y librarnos de los males y turbaciones del mundo, procuremos comer y beber con medida. Y es que la costumbre de comer mucho, acompañando las viandas con suficiente vino, así como el sueño sin medida, representan la madre de toda clase de pecados. 

(Traducido de: Sfântul Teodor Studitul, Cuvântări duhovnicești, Editura Episcopia Alba-Iulia, Alba-Iulia, 1994, p. 92)