San Basilio el Grande dice que “tal como el óxido destruye totalmente el hierro, de la misma forma la envidia devora al que la deja anidar en su interior”. Esa misma enseñanza sobre la destrucción del envidioso por parte de la envidia la encontramos en todos los Santos Padres.

Es importante mencionar también que el Venerable Nicetas Estetatos dice que los envidiosos “son corroídos por los celos en contra de aquellos que tienen el don del Espíritu con la sabiduría y el conocimiento de Dios”.

(Traducido de: Mitropolitul Hierotheos Vlachos, Psihoterapia Ortodoxă, Editura Sophia, București, 2001, p. 72)