Un modelo perfecto
Como “Madre de la Vida”, la Santísima Virgen es también el modelo perfecto para todas las madres de cualquier tiempo y lugar.
Como “Madre de la Vida”, la Santísima Virgen es también el modelo perfecto para todas las madres de cualquier tiempo y lugar. Las mujeres cristianas no son y no deben ser simples “hijas de Eva”: están llamadas a convertirse en hijas de la Madre del Señor, tanto al participar de los dones de su Hijo, Jesucristo, como imitando todas sus virtudes.
Somos un país cristiano, al menos de nombre, un país en el que prácticamente todas las mujeres son bautizadas. ¿Pero cuántas de ellas se esfuerzan en parecerse a la Madre del Señor? Con gran dolor constatamos que tantas mujeres, en vez de hacerse un ideal de seguir el modelo de la “Madre de la Vida”, devienen, con gran facilidad, en asesinas de sus propios hijos, haciéndose “madres de los muertos”.
¿Qué hizo la Santísima Virgen María cuando el Arcángel le anunció la concepción de Cristo en su vientre? ¿Rechazó el llamado a colaborar con Dios? ¿Se excusó argumentando las dificultades inherentes a semejante misión? Su situación era más complicada todavía, tomando en cuenta que era virgen, soltera, y quedar embarazada y dar a luz en tales condiciones implicaba problemas y riesgos difíciles de imaginar en nuestros tiempos. Entendiendo, con todo, que esa era la voluntad de Dios, la Santísima Virgen no respondió otra cosa que: “¡He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra!” (Lucas 1, 38).
(Traducido de: Pr. Prof. Dr. Vasile Mihoc, Şapte tâlcuiri biblice despre Maica Domnului, Editura Teofania, 2001, pp. 34-35)