Un motivo de enfado muy común entre esposos
Las mujeres enfrentan el estrés de una forma distinta a los hombres
Dilia Enikeyeva, psicoterapeuta, escribe:
“La psiquis masculina se caracteriza por la alternancia entre períodos de actividad y relajamiento (pasividad). Desde un punto de vista psicológico y fisiológico, esto es normal: después del esfuerzo para lograr determinado propósito, el hombre necesita rehacerse.
Sin embargo, para la mujer, cuya labor es constante, lo anterior resulta difícil de entender, porque ella considera los períodos de pasividad masculina como una pereza absoluta: «¡Otra vez holgazaneando ante el televisor!», «¡Otra vez con la nariz metida en el diario!». Aquí la idea no es solamente que el hombre necesita reponer fuerzas (aunque no haya realizado quién sabe qué descomunal esfuerzo... talvez solamente deba firmar y mover papeles todo el día, cosa que cualquier mujer haría sin necesidad de detenerse a “relajarse”), sino que así es la naturaleza del organismo y la mente masculina.
Los conflictos aparecen cuando la esposa desconoce esta particularidad. Al volver del trabajo, la mayoría de esposos quieren estar solos por un rato. Si la esposa intenta abrir cualquier discusión, seguramente escuchará un «¡Déjame en paz, que estoy cansado!».
Los hombres son menos comunicativos que las mujeres, no les gusta tanto conversar. La mujer no entiende por qué su esposo tiende a aislarse cuando vuelve a casa, porque tiene otra psicología. Para cualquier mujer normal, la comunicación es un atributo indispensable en su vida”.
Las mujeres enfrentan el estrés de otra manera. Como seres más emocionales que los hombres, después de un momento de tensión la mujer necesita compartir sus vivencias, sus emociones, descargar su alma. Siente la necesidad de compartir lo que hay en su corazón, contarle a su esposo lo que le intriga, conversar sobre todo lo que hizo en el día. Comunicando, ella se relaja. Y, desde luego, conversando ella busca atraer el interés y la comprensión de su esposo hacia sus problemas.
(Traducido de: Pr. Pavel Gumerov, Conflictele familiale: prevenire și rezolvare, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2013, pp. 40-41)