Pero ¿cómo lo buscan y en dónde desean encontrarlo? ¡En la civilización y el progreso! Y la religión (la fe) ortodoxa pasa desapercibida para ellos. Pero ella es el fundamento de nuestra felicidad, tanto en este mundo como en la vida eterna. Los eruditos, los estudiosos, los hombres de ciencia, desean creer como les plazca, no como nos lo enseña la Iglesia Ortodoxa. La doctrina de la Iglesia no tiene fisuras, aunque entre quienes la representan también hay pecadores. Pero recordémonos que la parte no es el conjunto en sí, y los ataques en contra de quienes pecan se dirigen también contra la Iglesia, a sabiendas de que en la ella radica todo el bien, toda nuestra salvación.

Los sacramentos de la Iglesia nos conducen al Reino de los Cielos, pero el clero, los sacerdotes, son atacados abierta y venenosamente por quienes se creen más inteligentes, infectando con esto a los débiles. Y, ante todo, la juventud es la que se alimenta con dicho veneno...

(Traducido de: Starețul Macarie de la Optina, Editura Doxologia, Iași, 2012, p. 355)