Palabras de espiritualidad

Una breve explicación a la diferencia existente entre la espiritualidad occidental y la espiritualidad oriental (ortodoxa)

  • Foto: Ioana Stoian

    Foto: Ioana Stoian

En la Ortodoxia, el propósito es, ante todo, la comunicación con Dios y no tanto un esfuerzo de la voluntad humana. En nuestros oficios litúrgicos decimos siempre: “¡Señor, ten piedad!”.

¿Cuál cree usted que es la diferencia entre la espiritualidad ortodoxa y la espiritual occidental, católica?

—Creo que todo lo que he dicho hasta ahora sobre el concepto de persona, en la Ortodoxia, nos permite abordar también este problema.

En la Ortodoxia, el propósito es, ante todo, la comunicación con Dios y no tanto un esfuerzo de la voluntad humana. En nuestros oficios litúrgicos decimos siempre: “¡Señor, ten piedad!”. El hombre hace cálculos con la Gracia que Dios le concede y esto lleva a una unión entre el hombre y Dios. Esto se puede remarcar, por ejemplo, en la diferencia existente entre un ícono verdadero y una imagen religiosa. (Padre Simeón de Essex)

Obispo Serafín: En la espiritualidad occidental se pone un acento mayor en la acción voluntaria, en el sentimentalismo, incluso en cierto individualismo. Todo ello a raíz del énfasis que se hace en la criatura, el ser. Pero no podemos comunicarnos con ese ser. En tanto que, en la Ortodoxia, ya que ponemos en primer plano a la Persona Divina, cuando establecemos una verdadera comunión con Ella no perdemos nuestra condición de personas.

Luego, nuestra deificación es la otra dimensión del hombre, que consiste en la Gracia de Dios.

Por su parte, en el Occidente católico, la espiritualidad es mucho más moralista, voluntarista, pietista y sentimentalista, en tanto que nosotros tenemos una espiritualidad centrada en los Misterios de Dios, en Sus Sacramentos, en la unión real del hombre con Cristo, en la deificación del hombre. La espiritualidad occidental tiene miedo, me atrevería a decir, a hablar de la deificación del hombre, porque para ellos la unión del hombre con Dios es mucho más moral, exterior. Entre Dios y el hombre se interpone una gracia creada. 

(Traducido de: Celălalt Noica – Mărturii ale monahului Rafail Noica însoțite de câteva cuvinte de folos ale Părintelui Symeon, ediția a 4-a, Editura Anastasia, 2004, p. 151)

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