Una búsqueda que no cesa
El otro, como persona, tiene siempre algo que nos falta a nosotros y que vale la pena buscar en él.
Definitivmente, el amor no es algo dirigido exclusivamente a la persona humana, algo que dependa de un determinado estado o disposición de vida. No puedes ser verdaderamente afectuoso con tu semejante si no amas a toda la creación en general. El amor verdadero no tiene relación con lo estrictamente animal. El amor auténtico no significa conquistar ni poseer al otro, porque es una búsqueda permanente. Sócrates lo dice así (en “El banquete”): “Sientes amor por aquel que aún no está a tu disposición ni es posesión tuya”.
Cuando hacemos del otro una posesión nuestra, dejamos de buscarlo y de intentar encontrarlo en realidad. Estamos llamados a encontrar al que está a nuestro lado como persona, más profunda y más ciertamente. Porque, cuando sentimos que lo hemos conquistado, es que nuestro amor por él ha cesado. Para que el amor sobreviva, debe haber algo que le falte, algo que busque con asiduidad. El otro, como persona, tiene siempre algo que nos falta a nosotros y que vale la pena buscar en él.
(Traducido de: Părintele Filothei Faros, Manual de iubire – Firea dragostei, traducere de Ovidiu Lăzărescu, Editura Egumeniţa, Galaţi, 2005, p. 47)