Una cosa hay inmortal: el alma
La comida, la bebida, el dinero, las vestimentas que usemos o las casas que tengamos, son cosas terrenales que no tienen valor alguno.
Conformamos un solo cuerpo: el del Amor. La comida, la bebida, el dinero, las vestimentas que usemos o las casas que tengamos, todo eso no son sino cosas terrenales que no tienen valor alguno: el hombre es todo y ante él lo demás no significa nada. El hombre es inmortal con su alma, en tanto que todo lo material es desperdicio, brevedad, polvo. Todo pertenece a Dios, no hay nada realmente nuestro. ¡Hombre! Acepta la dignidad humana como imagen de Dios y, cuando tu semejante te necesite, que no te duela correr a ayudarlo u ofrecerle un apoyo material.
(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronstadt, Viața mea în Hristos, Editura Sophia, București, 2005, p. 211)