Endulza tu alma con pensamientos de consuelo y esperanza, llena tus palabras de amor por el Novio y recuerda los sufrimientos que Él soportó, por ti. Así permanecerás firme, entregado a Cristo y, ante todo, siendo humilde. ¡Por eso, vigila siempre tu mente, para alejar los malos pensamientos en cuanto aparezcan, para no dejarlos estar ni siquiera un segundo dentro de ella! Porque si dejas un mal pensamiento entrar, se convertirá en pecado, pudiendo descender al corazón. Antes de que el astuto imprima algún pensamiento en tu mente, anúlalo con la “Oración de Jesús”. ¡No permitas que ese pensamiento entre! Una mente sana piensa bellamente.

(Traducido de: Î.P.S. Andrei Andreicuţ, Mai putem trăi frumos? Pledoarie pentru o viaţă morală curată, Editura Renaşterea, Cluj-Napoca, 2012, p. 48)