Una sencilla explicación del efecto del cumplimiento de los mandamientos en nuestra vida
Esto es lo que hacen los mandamientos: reducen todo ese peso. Te liberas del odio, de la presión de la hipocresía, de las cadenas del egoísmo, de las ataduras del amor propio, la maldad y todo lo que le concierne a esta.
Es posible que, al escuchar hablar de los mandamientos, pensemos en ayunos, abstinencia, obligaciones cristianas. Pero el alma se revigoriza no solamente con el ayuno y la ascesis, sino, ante todo, con la purificación de los pensamientos. Cuando el hombre está libre de cargas interiores, de preocupaciones, de inquietudes, de tensión en su relación con los demás, de confusión en sus pensameintos y en sus sentimientos hacia los demás, es que su mente, su hombre interior se ha librado de lo que le abatía. Esto es lo que hacen los mandamientos: reducen todo ese peso. Te liberas del odio, de la presión de la hipocresía, de las cadenas del egoísmo, de las ataduras del amor propio, la maldad y todo lo que le concierne a esta. Todo eso es una carga muy pesada. Imaginémonos un aerostato con un lastre inmenso. No podría alzar el vuelo. Pero, una vez se le quita ese lastre, se eleva rápidamente, más y más alto. Y si sopla un poco de viento, se eleva mucho más. Ese viento es la oración.
(Traducido de: Nicolae, Mitropolit de Mesoghéia și Lavreótica, Dacă există viață, vreau să trăiesc, Editura Doxologia, Iași, 2017, p. 91)