Una sencilla oración que hace que el enemigo “ponga pies en polvorosa”
Si sientes que el maligno te está atormentando o si quiere aturdirte, ora así: “¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador!”. Cada uno de nosotros puede repetir esta sencilla oración.
Con el demonio ni siquiera hay que hablar. Es un error muy grande eso que dicen algunos: “¡Acabo de reprender al demonio!”, porque a él le conviene ese diálogo con el hombre. ¿Qué hay que hacer? ¡Orar! La oración lo asusta y lo hace huir.
Si sientes que te está atormentando o si quiere aturdirte, ora así: “¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador!”. Cada uno de nosotros puede repetir esta sencilla oración.
Pero no con agitación, sino en calma y con toda serenidad.
(Traducido de: Arhimandritul Arsenie Papacioc, Despre armonia căsniciei, Editura Elena, Constanța, 2013, pp. 16-17)