¡Vivamos en el Señor!
Quienes obran semejantes cosas se apartan de Dios, huyen y se pierden en la morada de las iniquidades, como lo hicieron y siguen haciendo muchos.
Hermanos e hijos míos, les aconsejo nuevamente que se mantengan cerca del Señor y vivan sirviéndose de los frutos de su salvación como verdaderos tesoros. Por eso, apártense del ardid y de cualquier vicio; renuncien a la sagacidad con malicia y no se dejen dominar por los apetitos. No amen el pecado y no busquen las cosas que están ligadas a las pasiones. No dañen su alma y su mente, y no atavíen su cuerpo con cosas que no valen la pena. No envidien a nadie, no murmuren contra los demás ni provoquen escándalos. No sean ociosos, desobedientes, orgullosos o insolentes. No coman con avidez ni duerman sin medida, porque con esto solamente conseguirán henchir sus cuerpos como si fueran animales salvajes. No mientan ni deseen los consejos y maquinaciones del mal; no traicionen a su propia alma ni a sus hermanos, como Judas. Porque quienes obran semejantes cosas se apartan de Dios, huyen y se pierden en la morada de las iniquidades, como lo hicieron y siguen haciendo muchos.
(Traducido de: Sfântul Teodor Studitul, Cuvântări duhovnicești, Editura Arhiepiscopiei Alba Iulia, 1994, p.50)