Palabras de espiritualidad

Vivir en una oración que no cesa

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Lo único que puedo agregar es que la oración más importante es esta: aferrarnos a Dios con el corazón y la mente, en todo tiempo y lugar. 

 ¿Cómo pueden los cristianos de hoy cumplir el mandamiento del Santo Apóstol Pablo, quien dijo: “¡Orad sin cesar!”? (I Tesalonicenses 5,17)

—Cualquier persona puede orar sin cesar, si se mantiene en presencia de Dios con su mente y su corazón. No importa si está trabajando con sus manos, en tanto mantenga su mente y su corazón dirigidos hacia Él. Lo único que puedo agregar es que la oración más importante es esta: aferrarnos a Dios con el corazón y la mente, en todo tiempo y lugar. Lo fundamental es cultivar la percepción de la presencia de Dios. “Este estado suple todos los cánones de oración y puede ser considerado una oración que no cesa”, dice San Teófano el Recluso. Tal era el estado del profeta David, cuando dijo: “Tengo siempre al Señor en mi presencia, lo tengo a mi derecha y así nunca tropiezo” (Salmos 15, 8). Por lo tanto, es imperativo entender que la vida del creyente es una oración que no se detiene jamás, si se mantiene con la mente dirigida hacia Dios.

(Traducido de: Arhimandrit Cleopa Ilie, Arhimandrit Ioanichie Bălan, Lumina şi faptele credinţei, Editura Mitropoliei Moldovei şi Bucovinei, Iași, 1994, pp. 48-49)