“¿Y si no fuera necesario orar?”
En tanto en el hombre hay una fe fuerte, esta mueve su alma, con su impulso, hacia Dios.
«Esfuérzate en fortalecer tu fe. Con el tiempo, sentirás la necesidad de orar. Tu fe no es fuerte, por eso todavía no te exhorta a orar.
Una vez vi cómo sobre una rueda de molino caía muy poca agua. Y la rueda no se movía. Después, el flujo de agua empezó a crecer, y la rueda se puso en movimiento. La fe es una fuerza espiritual. Una fe débil es incapaz tan siquiera de invitar a la mente a pensar en Dios, o al corazón a orar. Una fe fuerte mueve tanto la mente como el corazón, y toda el alma del hombre. En tanto en el hombre hay una fe fuerte, esta mueve su alma, con su impulso, hacia Dios.
Dices que, al leer las palabras del Señor: “Vuestro Padre conoce las necesidades que tenéis antes de que vosotros le pidáis”, llegaste a la conclusión de que la oración no tiene ninguna utilidad. Es cierto que Dios sabe desde antes lo que necesitamos, pero, con todo, Él quiere que oremos. Este punto suele ser más fácil de entender para aquellos que tienen hijos. Veamos: los padres saben desde antes lo que necesitan sus hijos, pero esperan que estos se lo pidan, porque saben que pedir emblandece y ennoblece el corazón del niño, lo vuelve más dócil, más humilde, más obediente, más bueno, caritativo y generoso.
¿Ves qué chispa celestial enciende la oración en el corazón del hombre?».
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Răspunsuri la întrebări ale lumii de azi, Editura Sofia, p. 7)