He escuchado a muchos lamentarse, diciendo: “¿Cómo podemos vivir en pureza, si estamos casados?”. Y yo les respondo: “Hagan todo el bien que puedan. No difamen a nadie, no roben nada, no le mientan a nadie, no se enaltezcan ante nadie, no odien a nadie, no falten a los oficios litúrgicos, compadézcanse de los necesitados, no hagan caer en tentación a nadie, no se acerquen a lo que pertenece a otros, que les sea suficiente el alimento que se prepara en sus hogares. Si actúan así, no estarán lejos del Reino de los Cielos”.

(Traducido de: Dragoș Bota, Mântuirea în lume, Editura Arhiepiscopiei Sucevei și Rãdãuților , p. 6)