Aprender a perdonar, para así ser perdonados
El Señor no nos perdona si tampoco nosotros perdonamos el mal que nos causan los demás, las ofensas que nos dirigen y las tristezas que nos provocan.
El temor más grande que debemos sentir en esta vida es que Dios no perdone nuestros pecados. Esta es la causa de todas nuestras aflicciones, tanto eternas como pasajeras.
Recordemos que el Señor no nos perdona si tampoco nosotros perdonamos el mal que nos causan los demás, las ofensas que nos dirigen y las tristezas que nos provocan. Pero, especialmente cuando no perdonamos las faltas (de los otros) que no tienen ninguna relación con nosotros, es decir, cuando osamos juzgar los actos de nuestros semejantes.
(Traducido de: Sfântul Ierarh Serafim (Sobolev) Făcătorul de minuni din Sofia, Predici, Editura Adormirea Maicii Domnului, Bucureşti, 2007, p. 161)