Palabras de espiritualidad

¿Cómo conocer al Señor, si no amamos a nuestros semejantes?

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

El Espíritu Santo nos enseña a amar a nuestros enemigos de una forma tal que nuestra alma sienta por ellos la misma compasión que sentimos por nuestros propios hijos.

Quien no ame a sus enemigos no podrá conocer al Señor, ni a la dulzura del Espíritu Santo. El Espíritu Santo nos enseña a amar a nuestros enemigos de una forma tal que nuestra alma sienta por ellos la misma compasión que sentimos por nuestros propios hijos.

Hay personas que desean para sus enemigos —o para la Iglesia— la muerte y el fuego del infierno. Piensan así, porque no han aprendido del Espíritu Santo lo que es el amor de Dios, porque quien conozca ese amor no podrá sino derramar lágrimas de compasión por el mundo entero.

Dices: “Ese hombre es un criminal. ¡Lo mejor para él es quemarse en el infierno!”. Pero yo te pregunto: “Si Dios te ofreciera un buen lugar en el Paraíso, y desde ahí pudieras ver cómo sufre en el infierno esa persona a la que tú mismo le deseaste ese final, ¿no te apiadarías de ella, sin importar quién fuera, incluso el peor enemigo de la Iglesia? ¿O tendrías un corazón de hierro?”. ¡Pero en el Cielo no se necesita el hierro! En el Cielo lo que se necesita es humildad y el amor de Cristo por todos. El hombre que no ama a sus enemigos carece de la Gracia de Dios.

(Traducido de: Sfântul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii și iadul smereniei, Editura Deisis, Sibiu, 2001, p. 59)