Si ustedes, padres de familia cristanos, desean que sus hijos amen la justicia, llénenlos, ante todo, del amor y la devoción por la verdad divina. Protejan sus corazones y los de sus hijos de la indiferencia ante los problemas religiosos.

Cuando los niños observan que sus padres tienen una actitud indolente ante las cosas religiosas o no creen en la palabra de Dios, ¿cómo podrían asumir una actitud diferente? Luego, demuestren amor por la verdad religiosa. Padres, desarrollen ese amor en el corazón de sus hijos. Sean sinceros y correctos en todos los aspectos de su vida, huyendo de toda injuticia, falsedad e hipocresía en el trato con los demás. Porque si sus hijos ven que son falsos al tratar con los otros, utilizando toda clase de artimañas y tretas, simulaciones y malicias, si ellos observan que sus relaciones de amistad son hipócritas, murmurando en contra de esos a quienes llaman “amigos”, al poco tiempo también ellos dejarán de ser sinceros. Les estarán imitando a ustedes, sus padres.

Al contrario, si con su forma de vida demuestran desprecio por la mentira y la falsedad, la adulación y la astucia, también sus hijos llevarán la verdad en sus corazones, apartando toda mentira e hipocresía de sus lenguas.

La educación en el amor y la devoción por la verdad conlleva, asimismo, la lucha sin cuartel en contra de la mentira y la injusticia.

(Traducido de: Sfântul Vladimir, Mitropolitul Kievului, Despre educaţie, Editura Sophia, Bucureşti, 2006, pp. 121-122)