Palabras de espiritualidad

Cómo procrear hijos obedientes y juiciosos

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Para llegar a ser sabios es suficiente con temer a Dios y juzgar correctamente las cosas de este mundo. El culmen de la sabiduría consiste en no dejarte dominar por la inclinación a las cosas infantiles.

Hablemos de lo más importante: la mesura. El niño se vuelve obediente si te esfuerzas en educarlo. Esta parte de la sabiduría es extensa y maravillosa, porque supone muchísima enseñanza sobre Dios, sobre Su creación, sobre el infierno y el Reino de los Cielos. Y la Escritura dice: “El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría” (Proverbios 1, 7).

Inspirémosle siempre ese cuidado de ser equilibrado, enseñándole al mismo tiempo todo lo que depende de este mundo: qué es la riqueza, la gloria, el poder. Debe aprender a despreciar todo eso y buscar lo que es en verdad benéfico. Recordémosle aquel exhorto, “Hijo mio, teme siempre a Dios y fuera de Él no le temas a nada”.

Sólo así se convertirá en un hombre verdadero, lleno de dones. No hay nada que lleve tanto al hombre a la perdición, como lo que acabo de mencionar. Para llegar a ser sabios es suficiente con temer a Dios y juzgar correctamente las cosas de este mundo. El culmen de la sabiduría consiste en no dejarte dominar por la inclinación a las cosas infantiles. Unj niño debe aprender que el dinero, la fama, el poder, la muerte y esta vida misma no son nada. Sólo así se hará sabio.

Si educamos de tal forma a nuestro hijo, ¡imagínense que don tan grande le estaremos ofreciendo a su futura esposa!

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Părinții și educarea copiilor, traducere de Ieromonah Benedict Aghioritul, Editura Agapis, București, 2007, pp. 81-82)