¿Cómo saber si puedo alcanzar la mansedumbre?
Ser manso, dice San Juan Climaco, consiste en tener un corazón firme ante las influencias exteriores, es decir, reaccionar exactamente igual ante las ofensas y los elogios.
En el sentido cristiano del término, la mansedumbre es una virtud propia de los más experimentados. Es un estado, o, mejor dicho, una medida del corazón, como dijo nuestro Señor: “Aprended de Mí, que Soy manso y humilde de corazón”. Solamente el hombre que vigila permanentemente los movimientos de su corazón, sin buscar un efecto exterior, puede alcanzar la mansedumbre. El examen de la mansedumbre es doble, por eso es tan difícil de aprobar.
Ser manso, dice San Juan Climaco, consiste en tener un corazón firme ante las influencias exteriores, es decir, reaccionar exactamente igual ante las ofensas y los elogios. Ser el mismo cuando te gritan: “¡Hosana!, y cuando eres clavado en una cruz. Si no te alegras cuando te encomian y no te entristeces cuando eres insultado, es que te hallas en la senda de la mansedumbre.
(Traducido de: Ieromonahul Savatie Baștovoi, A iubi înseamnă a ierta, Editura Cathisma, București, 2010, p. 148)