Consejos para el cristiano que se ofrenda a sus semejantes
Aunque puedas tener la fuerza y las alas de un águila, conténtate con mostrarte como un pequeño y alegre gorrión, que vuela verticalmente y canta desde la aurora, anunciando la llegada de un nuevo día.
Cultiva la bondad en tu corazón, sé la alegría de los demás, sé generoso. La misericordia es algo mucho más bello, más grande que cualquier don y talento que pueda darte satisfacciones visibles e inmediatas. Entonces, trata al menos de sonreírle al pobre que te encuentres en la calle, si no tienes nada que darle para que pueda procurarse el incierto pan de hoy. Ese pan se llama “pan de los ángeles” o “sonrisa de los ángeles”. La personalidad espiritual significa saber de ti mismo. Saber por qué la pieza de las reprimendas o los elogios se representa frente a ti, a tu costa. No vendas nada del misterio (tu misterio) ni a cambio de reprimendas, ni por los elogios de los demás. Es mejor no ser nada que ser el héroe de otros.
¡Aférrate a tu ángel y sigue tu camino! Es mejor que “bajes” el cielo a las realidades particulares en las que vives, que considerarte olvidado en algún lugar de lo alto.
Si otros se creen, con razón, águilas, tú, aunque puedas tener la fuerza y las alas de un águila, conténtate con mostrarte como un pequeño y alegre gorrión, que vuela verticalmente y canta desde la aurora, anunciando la llegada de un nuevo día.
Y no pienses jamás en la posible recompensa de tus buenas acciones. La recompensa no es algo que se busque, porque viene sola.
(Traducido de: Arhimandritul Arsenie Papacioc, Scrisori către fiii mei duhovnicești, Mănăstirea Dervent, Constanța, 2000, pp. 47-48)