Intenten pensar que el que ayuna se está convirtiendo en su propio soberano. El que no ayuna, no puede dominarse a sí mismo, no puede controlarse. Por eso decimos que el ayuno comienza con el ayuno de comer. El ayuno alimenticio nos lleva al ayuno de pecar. Quisiera que me mostraran una sóla persona que pueda ayunar de pecar, sin ayunar de comer. Es imposible. Puede que la persona tenga un buen corazón, que trate, pero no lo conseguirá. Así ha sido siempre y así será siempre.

(Traducido de: Preot Nicolae Tănase, Să nu-L răstignim iarăşi pe Hristos, Editura Agaton, Făgăraș, 2011, p. 221)