Palabras de espiritualidad

Cuando confundimos el fervor con la agresividad…

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Recordemos las palabras del Señor: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?”.

No debemos sentirnos obligados a reprender a nadie, ni a quienes practican la prostitución, ni a los homosexuales, ni a los descreídos, mucho menos a quienes pertenecen a otras creencias. No confundamos “agresividad” con “devoción”, tal como dice San Ignacio: “Engañados por un falso concepto del fervor, los creyentes que carecen de sabiduría consideran que, dejándose llevar por ese celo, están imitando a los Santos Padres y a los Santos Mártires, olvidando que ellos mismos no son santos, sino pecadores”.

Cierto es que los santos amonestaban a los pecadores y a los descreídos, pero lo hacían obedeciendo el mandato divino, sabiéndose obligados a ello e inspirados por el Espíritu Santo, y no siguiendo el arrebato de sus propias pasiones y de los demonios. Luego, aquel que decide, según sus propios dictados, acusar a su hermano o hacerle observaciones, está demostrando que se considera más inteligente y más virtuoso que ese a quien acusa, obrando bajo la influencia de sus propias pasiones, y engañado por los pensamientos que le envía el maligno.

Recordemos las palabras del Señor: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?”.

(Traducido de: Ierodiaconul Savatie Baștovoi, În căutarea aproapelui pierdut, Editura Marineasa, Timișoara, 2002, pp. 39-40)