De cómo se demuestra el verdadero celo espiritual
Dejemos en manos de quienes tienen la potestad para hacerlo, el juzgar a los demás. “¡Qué enfermedad tan terrible es la falsa devoción!”, dijo San Isaac de Siria.
Puesto que los que se creen fervorosos, a falta de un relato correcto, ponen la fe como causa de su celo, tienen que aprender que la verdadera fe (es decir, la fe activa, no la fe dogmática. Para entender la diferencia entre ambas, se recomienda leer la Filocalia, en Calixto e Ignacio), y, en consecuencia, la verdadera devoción, se demuestran por medio de la humildad hacia nuestros semejantes y la compasión que practicamos con ellos.
Dejemos en manos de quienes tienen la potestad para hacerlo, el juzgar a los demás. “¡Qué enfermedad tan terrible es la falsa devoción!”, dijo San Isaac de Siria. ¡Tú, que crees que tu aparente devoción te protege de los males de los otros, realmente has renunciado a la salud de tu propia alma! ¡Esfuérzate en recobrar la buena salud de tu alma! Y si quieres sanar a los enfermos, tienes que saber que ellos necesitan más cuidados que duros sermones. Pero tú, sin ayudar a otros, prefieres enfermarte de algo tan grave y atroz.
(Traducido de: Sfântul Ignatie Briancininov, Despre înșelare, Editura Egumenița, 2010, p. 15)