Palabras de espiritualidad

De cómo un monje tuvo que romper un juramento injusto

  • Foto: Florentina Mardari

    Foto: Florentina Mardari

“No solamente estás obligado a apaciguar la ira que te consume, sino que también debes arrepentirte y pedir perdón por haberte enfadado así, escarmentando tu propia estulticia, para que nunca más te dejes dominar por ella”.

Decía el abbá Zósimo que, una vez, cuando iba de camino a Jerusalén, salió a su encuentro un monje, quien le dijo: «Padre, el maligno vino a sembrar intriga entre mi hermano de celda y yo. Ahora estamos enemistados. Yo he intentado que nos reconciliemos, pero él no quiere perdonarme. Le suplico, por amor a Dios, que vaya y hable con él, restaurando la paz que había entre nosotros». El padre Zósimo acompañó a aquel monje hasta su celda y entró a hablar con el otro hermano, instándolo al perdón y la reconciliación. Aunque al principio este parecía dispuesto a ceder, pronto cambió de parecer, diciendo: «Lo siento, padre, pero no puedo reconciliarme con él, porque juré sobre la Cruz que nunca más habría amistad entre nosotros». Sonriendo, el abbá le dijo: «Tu juramento, hermano, tiene la misma fuerza que si hubieras dicho: “¡Juro por Tu Cruz, Señor, que no voy a guardar Tus mandamientos y que desde ahora me dedicaré a cumplir la voluntad de tu enemigo, el demonio!”. Por lo tanto, querido hermano, no solamente estás obligado a apaciguar la ira que te consume, sino que también debes arrepentirte y pedir perdón por haberte enfadado así, escarmentando tu propia estulticia, para que nunca más te dejes dominar por ella. Porque si Herodes si hubiera arrepentido y no hubiera persistido en su promesa, no habría cometido tan terrible asesinato, decapitando al Bautista». Al escuchar esas palabras, el monje se llenó de humildad y contrición, y le pidió perdón a su hermano y también al abbá Zósimo. Así, con el don de Dios, aquellos dos monjes volvieron a la unidad fraterna de antes.

(Traducido de: Patericul, ediția a IV-a rev., Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2004, p. 85)