Palabras de espiritualidad

Dios nos busca y espera que estemos con Él en Su eternidad

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Nuestro Creador desea, en verdad, vernos junto a Él en la plenitud del Ser.

San Serafín de Sarov (+1833) decía: «La virtud no es como una pera, no puedes comértela de un solo bocado». Creo que se refería a la pureza como corona de un esfuerzo permanente y prolongado. Debes vivir mucho, en verdad, para acercarte a tu propósito final: la vida eterna con la Santísima Trinidad. También en los Salmos encontramos esa petición de que nuestra vida no se quede a medio camino: «Dios mío, no me arranques a mitad de mis días» (Salmos 101, 25). Orando por una vida larga no estamos pidiendo una prolongación inútil de nuestra existencia biológica, cuando seamos ya incapaces de seguir progresando.

Lo que pedimos es una bendecida multiplicación de nuestros días en este mundo, mientras nuestro ser siga lleno de fuerza espiritual y de la luz del conocimiento, para recibir nuevos entendimientos sobre la vida eterna. En nuestro corazón debemos pensar, sobre el paso al Reino de Dios, como tratándose de nuestra propia Pascua: que ella ocurra en el mejor momento, en amor y en paz, esa paz que el Señor les dio a Sus discípulos (Juan 14, 27).

Es un gran bien sentir en nuestro interior el hálito del poder de Dios, incesantemente, cuando sea posible. Cuando el amor de Cristo reina en la mente y en el corazón, es bueno pasar a aquel mundo que fue el objetivo de los anhelos y búsquedas de nuestro espíritu. Sabemos que Él mismo nos busca y espera que estemos con Él en Su eternidad, «ahí en donde está Él» (Juan 17, 24). Nuestro Creador desea, en verdad, vernos junto a Él en la plenitud del Ser.

(Traducido de: Arhimandritul SofronieTaina vieții creștine, Editura Accent Print, Suceava, 2014, pp. 66-67)