Palabras de espiritualidad

El alimento de Dios

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

La vida y la salud no provienen únicamente del sustento material, sino, ante todo, de la bendición de Dios.

En lo que respecta a la alimentación durante el tratamiento médico, lo mejor es seguir las indicaciones de los médicos, no como un medio para satisfacer los apetitos del cuerpo, sino como un recurso para sanar lo antes posible. Dicho lo anterior, siento la necesidad de subrayar que debemos mantener una actitud de mayor sobriedad respecto a la comida, es decir, respecto a los alimentos que ingerimos. Este equilibrio puede practicarse incluso cuando consumimos alimentos que no son propios del ayuno, utilizándolos en menor cantidad y con moderación. Aun así, aquellos que practican la templanza e, incluso en la enfermedad permanecen fieles a los alimentos de ayuno —que, por magros, podrían parecer más pobres—, obran con mayor virtud. ¡Hagamos lo posible por imitar a quienes actúan así!

Todo alimento es provechoso, siempre que no esté vencido, sino cuando está fresco y es saludable. No olvidemos cómo los justos de Dios vivían más de cien años alimentándose únicamente de pan y agua...

La vida y la salud no provienen únicamente del sustento material, sino, ante todo, de la bendición de Dios, Quien cubre con Su Gracia a quienes, en medio de las pruebas, se abandonan con confianza a Su voluntad, esforzándose por cumplir Sus santos mandamiento.

(Traducido de: Sfântul Teofan ZăvorâtulSfaturi înțelepte, traducere de Cristea Florentina, Editura Cartea Orodoxă, p. 368)