Palabras de espiritualidad

El alma del hombre se halla entre ángeles y demonios

    • Foto: Magda Buftea

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Que no se te olvide que el ayuno, la templanza y las vigilias mitigan los apetitos y no los dejan crecer.

No olvides, hijo, que la vida es corta; por tal razón, el hombre nunca debe olvidarse de la muerte. Luego, tanto al caminar como al descansar, o al trabajar, o al comer, o al beber, el hombre siempre debe alimentar su temor de Dios y pensar en la muerte. Es recomendable que mantenga en sus labios los versículos de algún salmo, así como oraciones y alabanzas a Dios. El alma del hombre se halla en medio de ángeles y demonios. El ángel le exhorta, le muestra y le enseña cómo llegar a la virtud; por su parte, el demonio le enseña a pecar. El alma debe elegir con quién quedarse, si con el ángel o con el espíritu impuro. Por eso, hijo, recuerda que no debes enfadar jamás al ángel. Que no se te olvide que el ayuno, la templanza y las vigilias mitigan los apetitos y no los dejan crecer, en tanto que la serenidad, la oración y el amor a Dios avergüenzan a las pasiones. Y si el cristiano es paciente y compasivo, debe saber que su paciencia y su compasión son las armas que aplacan la ira.

(Traducido de: Sfântul Nil Pustnicul, Din cuvintele duhovnicești ale Sfinților Părinți, Editura Arhiepiscopiei Sucevei și Rădăuților, Suceava, 2003, p. 277)