El ayuno como auxilio para que la mente pueda discernir
Trabajando en sí mismo, el hombre puede arrancar la corteza del pecado que cubre su mente, para devolverle la capacidad de discernir.
La impureza y la pesadez en la actividad de la mente son la consecuencia de la saturación del vientre. El ayuno es, entonces, un recurso fundamental para purificar la mente. La mente es, por esencia, fina y delicada, en tanto que la pesadez mencioada constituye un estado artificial fruto del pecado. Solamente por medio de la oración la mente se puede aligerar y purificar.
Trabajando en sí mismo, el hombre puede arrancar la corteza del pecado que cubre su mente, para devolverle la capacidad de discernir. Transformándoe a sí mismo por medio del esfuerzo ascético lleno de la Gracia, el hombre obtiene la pureza de la mente, y así es como “logra ver los misterios de Dios”.
(Traducido de: Părintele Iustin Popovici, Credința Ortodoxă și viața în Hristos, Traducere: prof. Paul Bălan, Editura Bunavestire, Galați, 2003, p. 61)