Palabras de espiritualidad

El ayuno y la contrición

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Hemos llegado al sereno y redentor asilo del período santo y edificador del alma de cuarenta días en los que todos, tanto justos como pecadores, con fervor nos comprometemos en una oblación muy fructífera.

“Sobre el arrepentimiento. Un texto muy provechoso para quienes lo honran con fe y amor sincero, con afán y el debido honor”.

He aquí, alma mía, que también en este año, gracias a la inmensa y profunda paciencia, y al abundante don de Aquel que nos creó, nuestro Dios, que es amante de la humanidad y Soberano de todo, hemos llegado al sereno y redentor asilo del período santo y edificador del alma de cuarenta días en los que todos, tanto justos como pecadores, con fervor nos comprometemos en una oblación muy fructífera. Los justos proceden así por dos motivos: en primer lugar, para que la virtud de la rectitud y la humilde sabiduría, adquirida por ellos, se vuelva más fuerte y más sólida. Y, en segundo lugar, para esforzarse de tal modo, que a la vida virtuosa de antes se sumen otras virtudes, para hacerse dignos de obtener una gran recompensa y las luminosas coronas. Por su parte, los pecadores y miserables, como nosotros, se aplican en este esfuerzo para que, por medio de toda clase de abstinencia, con el sacrificio del cuerpo y el llanto espiritual, puedan apaciguar al estremecedor Juez, al que han enfadado con todas las iniquidades cometidas a lo largo de sus réprobas vidas, y hacerse dignos de vivir los años que les quedan en paz y de una forma agradable a Él, cumpliendo con los mandamientos redentores del Soberano.

(Traducido de: Maxim Grecul, Viața și cuvinte de folos, Editura Bunavestire, p. 64)

 

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