El cristiano como colaborador de los ángeles y los santos
El creyente debe cuidar todo el tiempo su propia mente y recordar que “nuestro enemigo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar” (I Pedro 5, 8).
¿Cómo debe colaborar el cristiano con su ángel guardián, para llegar al Reino de los Cielos?
—El cristiano debe imitar a los santos y a los ángeles, para ser contado, en el Cielo, junto con ellos. Es decir que debe glorificar sin cesar a Dios, alabándolo y agradeciéndole por todo, obedeciéndolo, guardando Sus mandamientos, amándolo a Él y amando a todos los demás, llevando una vida completamente cristiana. Tal como el ángel es un siervo de Dios y resguarda al hombre en todo momento (Salmos 90, 11), y tal como el ángel se somete a la voluntad de Dios (Salmos 102, 20-21), lo mismo debe hacer el hombre de fe. Debe someterse a Dios y hacer Su voluntad. Y si el ángel se alegra con la conversión del pecador (Lucas 15, 7-10), lo mismo debe hacer el creyente. Debe alegrarse cuando los pecadores vuelven a la contrición.
Si los ángeles buscan la salvación de los hombres y los ayudan (Génesis 24, 7; Salmos 90, 11-12; Salmos 33, 7; Mateo 4, 6), lo mismo deben hacer los cristianos, especialmente los pastores de almas, quienes tienen que trabajar con denuedo por la salvación y la conversión de las almas. Los ángeles exaltan incesantemente a Dios, según lo que dice el salmista: “Bendeciré al Señor en todo tiempo, no cesará mi boca de alabarlo” (Salmos 33, 1). Y si el ángel se mantiene vigilante a todo lo que es bueno, también el creyente debe cuidar todo el tiempo su propia mente y recordar que “nuestro enemigo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar” (I Pedro 5, 8). Si el cristiano actúa de esta manera, trabajará al lado de su ángel custodio en la práctica de las virtudes.
(Traducido de: Arhimandritul Ilie Cleopa, Ne vorbește Părintele Cleopa, ediția a 2-a, vol. 5, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2004, pp. 90-91)