Palabras de espiritualidad

El encuentro con Dios significa el comienzo de una nueva vida

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Sin embargo, una vida nueva no significa, necesariamente, una vida más atractiva, más fácil.

Cuando Dios acepta encontrarse con nosotros, cuando decide que ha llegado el momento para que maduremos y podamos presentarnos frente a Él y Su juicio, es que debemos empezar una vida nueva.

Sin embargo, una vida nueva no significa, necesariamente, una vida más atractiva, más fácil. No, se trata —precisamente— de una vida nueva, una que no tiene nada qué ver con la anterior. Se trata de una vida en la que domina la justicia de Dios y no la humana, la verdad divina y no las verdades humanas, las medidas de Dios y no las humanas. Se trata de una vida nueva en la que debemos vivir de acuerdo a la medida de Cristo mismo, asumiendo nuestra responsabilidad por la vida del mundo, al igual que Él, junto a Él y con el mismo precio con el que Él contrae esta responsabilidad.

Cuando Juan y Santiago le pidieron estar a la diestra y la siniestra de Su Gloria, cuando vuelva triunfante, Cristo les respondió: “¿Están listos para beber la copa que Yo voy a beber?”, es decir, “¿Están listos para arrojarse al terror en el que Yo habré de sumergirme?”. Sobre esto nos habla y todo esto nos lo revela la completa Semana de la Pasión del Señor.

(Traducido de: Antonie Bloom, Mitropolitul Surojului, Despre întâlnirea cu Dumnezeu, traducere de Mihai Costiș, Editura Cathisma, București, 2007, pp. 18-19)