Palabras de espiritualidad

El hombre, entre la apariencia y la verdad de su corazón

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Más allá de lo que vemos y escuchamos de los demás, sólo Dios conoce el corazón del hombre.

El que instruye a los otros, pero no practica eso que enseña, es semejante a una fuente, que a todos provee de agua y a todos asea, pero es incapaz de limpiarse a sí misma, aún estando llena de suciedad.

Y hay quienes, aunque parecen callar, en su corazón condenan a los otros. Alguien así habla sin cesar. Y hay otros que desde el amanecer hasta el ocaso hablan, pero sabiendo callar también; es decir, no dicen nada que no sea útil.

 

(Traducido de: Patericul, ediția a patra, revizuită, Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2004, pp. 182-183)