Cuando veas la Cruz en la cúpula de alguna iglesia, en algún camino, acuérdate de esto: eres cristiano ortodoxo. Cada vez que veas la Santa Cruz, recuerda que fuiste bautizado en esta fe, que tus padrinos pronunciaron el Credo y que ese niño. que ahora eres tú, debe tener una vida lo más próxima posible a lo que significa ser cristiano ortodoxo. Cada vez que veas esa Cruz, dí: “¡La Iglesia Ortodoxa es mi madre, mi padre es Jesucristo, mi hermana es la Madre del Señor!”. ¡Semejante familia, tan bendita, te otorgó Dios!

Cada vez que veas la Cruz, pregúntate, “¿Oré esta mañana o no oré?”. Cuando veas la Santa Cruz, cuestiónate, “¿Asistí a la iglesia el domingo pasado?”. Cuando veas la Santa Cruz, siendo miércoles o viernes, pregúntate, “Pero... ¿estoy ayunando hoy? ¿O no?”. Cuando veas la Santa Cruz, interrógate, “¿Cuándo fue la última vez que ayudé a alguien? ¿Cuándo fue la última vez que le dí a alguien aunque sea un trozo de pan? ¿Cuándo regalé, por última vez, un crayón, un cuaderno, un lápiz, a alguna familia numerosa y de escasos recursos, para que los niños pudieran asistir a la escuela?”. ¡Tal es el significado de la Santa Cruz! ¡Por eso la colocamos tan cuidadosa y bellamente, en la cúpula de la iglesia, para que nos recuerde que somos cristianos ortodoxos!

Cuando veas la Santa Cruz en alguna parte, en el campo o en la ciudad, detente y haz sobre ti la Señal de la Santa Cruz. Si eres varón, descúbrete la cabeza y di, “¡Pero si soy cristiano ortodoxo! ¡Soy un cristiano ortodoxo!”. Pensando en esto, se estremecerá, en tu vida espiritual, esa voluntad de orar, de ayunar, de confesarte, de asistir a la Divina Liturgia, de ayudar a los demás y hacer todo lo que comprende nuestra vida ortodoxa.

(Fragmento de la homilía pronunciada el domingo 23 de agosto de este año, por Su Alta Eminencia Teófano, en la iglesia "Santo Mártir Jorge", de la localidad de Valea Seacă)