El signo del perdón cristiano
Si quieres llegar al Cielo, perdona a todos con sinceridad, con toda el alma, para que no quede en pie ni un atisbo de enemistad.
Deseando saber cuántas veces debía perdonar a su hermano, San Pedro preguntó, condicionando la respuesta desde antes: “¿Debo perdonar hasta siete veces?”. Diciendo esto, pensó que había puesto la mayor medida posible…
¡Qué limitada es la paciencia humana! Sin embargo, el Señor, adecuando Su infinita paciencia a nuestras debilidades, decidió: “No te digo que siete veces, sino hasta setenta veces siete”. En otras palabras: “¡Perdona siempre y ni pienses en dejar de perdonar!”.
El perdón perfecto habría de convertirse en el signo del espíritu cristiano y, a la vez, fuente y soporte de nuestra vida en el Señor, misma que proviene de la presencia de Dios. El perdón ante cualquier falta de nuestros semejantes es el atuendo del amor cristiano, el cual, de acuerdo al Apóstol: “todo lo soporta, es generoso, no se irrita y todo lo excusa” (I Corintios 13, 4-7).
El perdón a nuestros semejantes es la mayor garantía del perdón de Dios cuando el Juicio Final, porque, si perdonamos, también nuestro Padre Ceestial nos perdonará (Mateo 6, 14). Entonces, si quieres llegar al Cielo, perdona a todos con sinceridad, con toda el alma, para que no quede en pie ni un atisbo de enemistad.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Editura Sophia, București, p. 129)