El valor de soportar las ofensas y perdonar al otro
Es aquí donde se puede ver el valor del creyente: ser juzgado y apartarte un poco para orar por la salvación de quien te ofendió.
“¡Cristo mío, no te vayas de nuestros corazones!”. Sin embargo, para esto se necesita de nuestra bondad. Tenemos que alegrarnos cuando seamos juzgados. Que los otros nos juzguen está bien, porque es como poner sal en la comida. Solo entonces uno se da cuenta de si es capaz de perdonar al otro. Es aquí donde se puede ver el valor del creyente. Es decir, ser juzgado y apartarte un poco para orar por la salvación de quien te ofendió.
(Traducido de: Anastasie Malamas, Ca aurul în topitoare. Viața mucenicească a unui Iov al zilelor noastre, traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ștefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, București, 2012, p. 27)