Elogio del tiempo de ayuno
‟Ha venido el ayuno, la madre de la templanza”. Pero ¿qué tiempo hemos estado viviendo hasta hoy? Un tiempo de desenfreno.
‟Ha venido el ayuno, la madre de la templanza”. Pero ¿qué tiempo hemos estado viviendo hasta hoy? Un tiempo de desenfreno. Hasta este momento, el alma solía deleitarse con todo lo agradable que se presentaba ante ella: personas, cosas y pasiones.
Cada persona tiene sus propias pasiones, con las cuales condesciende completamente. Bien, ahora es cuando debemos poner un punto final a esto. Cada uno debe reconocer cuál es su “Dalila” —aquello que lo hace solazarse para después entregarlo al enemigo—, y apartarla para siempre. Solamente así nos haremos dignos de recibir mucho más que Sansón: no solamente los cabellos —los pensamientos virtuosos— volverán a crecernos, sino que también el poder —la fuerza de voluntad— regresará a nosotros y los ojos se nos abrirán. Con esto, nuestra mente se hará más lúcida y podrá verse a sí misma, a Dios, y a todo lo que le rodea, bajo la verdadera luz. ¡Bienaventurado sea este tiempo! ¡He aquí el día de la salvación!
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Editura Sophia, București, p. 35)