Levanten una escuela en su localidad, encuentren un buen profesor y páguenle para que forme bien a sus hijos, porque es un gran pecado privarlos de la educación.

Y no se preocupen solamente en heredarles riquezas y una buena posición social, para que al morir ustedes derrochen todo lo que les dejaron y hablen mal de ustedes. Es mejor dejar hijos que sean pobres y cultos, que ricos e ignorantes.

Esto es lo que le agrada a Dios y esto es lo que ustedes deben hacer, para ser dignos de ir, junto a sus hijos, al Cielo, que es la morada de los ángeles, y gozar de la felicidad eterna. Espero que no olviden todo esto que les acabo de decir.

(Traducido de: Viața și învățăturile Cuviosului și Sfințitului Mucenic Cosma Etolianul, Editura Deisis, 2001, p. 85)