Palabras de espiritualidad

Ese don divino que se llama “amor”

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Sufrimos porque el amor, tal como nos lo imaginábamos, no existe. Pero el amor existe. Existe porque Dios lo trajo al mundo, porque es imposible que no exista; no puede tener final, porque tampoco tiene principio.

El amor es un don divino: el amor es Dios Mismo. Nadie puede amar afuera del Espíritu Santo, nadie puede entender el amor afuera del Espíritu Santo, afuera de Dios. El amor es ajeno a quienes no conocen a Dios.

Con todo, cada hombre busca el amor. Ya desde la infancia, cada uno de nosotros ha buscado el amor de nuestros padres y de nuestros hermanos, cada uno se ha hecho una imagen de cómo debe ser el amor, cada uno lo añoraba en su corazón, se imaginaba y creía saber lo que los demás tendrían que hacer para que él se sintiera amado. Cada uno empezaba a imaginarse ya las palabras y los gestos que, al vernos de determinada forma, nos provocaban una cierta alegría, pero también un gran dolor, porque todos esos gestos y palabras son muy difíciles de encontrar en los demás.

Sufrimos porque los demás no saben cómo amarnos. Sufrimos porque el amor, tal como nos lo imaginábamos, no existe. Pero el amor existe. Existe porque Dios lo trajo al mundo, porque es imposible que no exista; no puede tener final, porque tampoco tiene principio. El amor no puede debilitarse, porque proviene de Dios y rebosa sobre todas las criaturas, de forma que, si nos parece que el amor no existe, es culpa nuestra por no ser capaces de verlo.

(Traducido de: Savatie Baștovoi, A iubi înseamnă a ierta, Editura Cathisma, 2006, p. 14)



 

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